A dos meses de su partida a la Casa del Padre, recordamos las claves y frutos del pontificado de Francisco, el Papa de la misericordia y los gestos concretos.
Su pontificado, iniciado en marzo de 2013, marcó un antes y un después en la vida de la Iglesia. Estas son algunas de las medidas, acciones y transformaciones más significativas que deja como herencia viva:
Una Iglesia “en salida”
Desde el inicio, el Papa Francisco impulsó una Iglesia que “salga al encuentro”, que vaya a las periferias geográficas y existenciales. Esta visión renovó el dinamismo pastoral en parroquias, diócesis y congregaciones religiosas.
Reforma de la Curia y transparencia
Promovió una reestructuración profunda de la Curia Romana para hacerla más eficiente, sinodal y transparente. Impulsó medidas contra la corrupción y reforzó la transparencia económica del Vaticano.
La sinodalidad como camino
Convocó el Sínodo sobre la Sinodalidad, invitando a toda la Iglesia a escuchar, dialogar y discernir en comunión. Abrió procesos consultivos que involucraron a laicos, religiosos y personas de diversas culturas.
Misericordia como centro
Proclamó el Año Jubilar de la Misericordia (2015-2016), llevando al centro del mensaje cristiano la ternura de Dios. Promovió la cercanía sacramental, especialmente a través del perdón.
Defensor de la Casa Común
Su encíclica Laudato si es uno de los documentos más influyentes del siglo XXI sobre el cuidado del medio ambiente, la justicia climática y el respeto a la creación.
Puentes interreligiosos
Fortaleció el diálogo interreligioso, especialmente con el mundo musulmán y judío, impulsando encuentros históricos como el de Abu Dabi, donde firmó el Documento sobre la Fraternidad Humana.
Cercanía a los pobres
Denunció con firmeza la cultura del descarte, el egoísmo económico y la indiferencia global. Promovió el Día Mundial de los Pobres, recordando que “los pobres son el corazón del Evangelio”.
Una espiritualidad sencilla y profunda
Desde su lema “Lo miró con misericordia y lo eligió” hasta sus homilías diarias en Santa Marta, nos enseñó a vivir el Evangelio en lo cotidiano, a través de pequeños gestos de amor y coherencia.
Impulsó el papel de la mujer en la Iglesia
Si bien con pasos prudentes, Francisco nombró a mujeres en puestos importantes del Vaticano y abrió espacios de reflexión sobre su papel activo en la vida eclesial.
Un Papa cercano y mariano
Su devoción a la Virgen, su amor por san José y sus continuos llamados a rezar por él mostraron su humanidad, humildad y confianza en el pueblo fiel.
Francisco nos deja el legado de una Iglesia más evangélica, más pobre y más fraterna.
Seguiremos orando por él y acogiéndonos a su intercesión desde el cielo, con la certeza de que su siembra seguirá dando frutos de vida, esperanza y renovación.