Con motivo de la fiesta de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas y escritores, el Papa Francisco emitió, como es tradición de los Sumos Pontífices para este día, el mensaje para la LIV Jornada Mundial de las Comunicaciones, a realizarse el domingo 24 de mayo, día que la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de la Ascensión del Señor.
Así comienza Francisco su misiva destinada a todos aquellos profesionales de la comunicación y/o fieles comprometidos con esta tarea en sus espacios de acción pastoral.
La vida se hace historia
“Quiero dedicar el Mensaje de este año al tema de la narración, porque creo que para no perdernos necesitamos respirar la verdad de las buenas historias: historias que construyan, no que destruyan; historias que ayuden a reencontrar las raíces y la fuerza para avanzar juntos. En medio de la confusión de las voces y de los mensajes que nos rodean, necesitamos una narración humana, que nos hable de nosotros y de la belleza que poseemos. Una narración que sepa mirar al mundo y a los acontecimientos con ternura; que cuente que somos parte de un tejido vivo; que revele el entretejido de los hilos con los que estamos unidos unos con otros”
Para leer el mensaje completo del Santo Padre Francisco, hacer click en el link:
La JMCS se viene celebrando en la Iglesia desde 1967 y fue instituida por expresa voluntad del Concilio Vaticano II. Se celebra en numerosos países, por recomendación de los obispos del mundo. Los Papas se han valido de estas Jornadas para manifestar su pensamiento al respecto, mediante mensajes que han enviado para cada una de ellas.
San Francisco de Sales nació en 1567 en el Castillo de Sales, Ducado de Saboya; y murió en 1622 en Lyon, Francia. Procedente de una familia noble, eligió el camino de fe cristiana dedicando su vida a Dios y renunció a todos sus títulos de nobleza. Fue un gran predicador y fundó, con la baronesa Juana de Chantal, la Orden de la Visitación. Durante su apostolado en la región de Saboya, Francisco dejaba por las ciudades sus sermones, impresos en hojas sueltas. Dejó un importante testimonio escrito sobre la vida cristiana, destacándose su obra “Introducción a la vida devota”, con un idioma y estilo simple destinado a llegar a un público más amplio que los tratados espirituales de aquel entonces. Por estas acciones la Iglesia Católica lo nombró en 1923, durante el papado de Pío XI, patrón de los periodistas y escritores.