Con alegría, damos comienzo a las obras de reparación y mantenimiento del techo de la bóveda de la Catedral de Morón, el hogar de nuestra comunidad. Estos ladrillos, puestos hace ya 158 años, han cobijado miles de historias y realidades.
Luego de la hermosa alegría de la restauración de los vitrales del templo, la primera etapa de la reparación y afinación del órgano de viento; este siguiente paso ayudará a que nuestra Catedral siga siendo Posta de Caminantes, Posta de Oración, Posta de Fe. Invitamos a toda la comunidad a que puedan colaborar concretamente a través de su aporte desde el corazón.
Las donaciones pueden hacerlas por transferencia bancaria a: Banco Supervielle | Número de Cuenta: CC ARS 203-609041-2 CBU: 0270203410006090410029 Alias: Catedral.de.Moron Razón Social: PQUIA.INMAC.NTRA.SRA.DEL | Cuit/Cuil: 30-54214459-5
Hoy recordamos tanto el aniversario del inicio de nuestra Diócesis, el 30 de junio de 1957 con la asunción de nuestro primer Obispo, Miguel Raspanti, como el inicio del ministerio pastoral de Jorge Vázquez, cuarto Obispo y administrador apostólico, el 30 de junio de 2017. Mientras esperamos a nuestro nuevo obispo Alejandro Benna, quien comenzará su ministerio el 9 de agosto, damos gracias a Dios por todos nuestros obispos, guías en este peregrinaje que hoy celebramos. Como tanto nos inspiró y motivó el padre Vázquez desde que fue designado obispo de Morón, seguimos caminando juntos.
2 de julio de 1978: 50° aniversario de la ordenación sacerdotal de Mons Raspanti.
Con la feligresía de los tres partidos que componen la Diócesis (Morón, Merlo y Moreno) … «los homenajes centrales se celebraron el domingo 2 de julio con una solemne Concelebración en la Catedral-Basílica …». Estuvieron presentes el Cardenal Raúl Primatesta, Arzobispo de Córdoba y Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina; el Nuncio Apostólico, Mons Pío Laghi; los Intendentes de Morón y de Merlo; el Director General de Culto; representantes de las FF.AA. y del Poder Judicial; exintendentes; funcionarios locales y familiares del Obispo Raspanti. Al término de la celebración se leyó la carta personal de felicitación enviada por el Papa Pablo VI.
30 de junio de 2017:
Sucesión episcopal; asume la cátedra Monseñor Jorge Vázquez actual Administrador Apostólico de Morón de manos del tercer obispo Monseñor Luis Guillermo Eichhorn, al cumplirse el 60 aniversario del inicio del ministerio episcopal de Monseñor Miguel Raspanti. Participaron el nuncio apostólico, Monseñor Emil Paul Tscherrig, el Arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, Cardenal Mario Aurelio Poli junto a otros obispos. También estaban presentes los Intendentes de los tres partidos que ahora componen la Diócesis: Morón, Ituzaingó y Hurlingham.
Dijo monseñor Vázquez en la homilía: “Es un día intenso: 60 años de peregrinar en la fe, en la esperanza; 60 años de una historia rica, de un tiempo nuevo de la Iglesia que ya se insinuaba, allá por el final de la década del 50 (… ) Tiempo nuevo de la Iglesia universal, en la alborada del Concilio Vaticano II. Y allí aparece de pronto un Papa al que llamaron de transición, ¡vaya transición! San Juan XXIII, que impactó al mundo de la Iglesia, pero impactó especialmente con la convocatoria a un concilio ecuménico”. Recuerden las palabras de Raspanti: “Pan y catecismo’” (…) “Hace 60 años él asumía, un día como hoy, como primer obispo de Morón. Hoy ha querido la providencia, juntando una serie de circunstancias impensadas, para nada preparadas, que yo asumiera esta diócesis. Hoy, en su aniversario. Para mí es un regalo enorme de Dios”, concluyó.
“El Hijo del hombre va a ser entregado. El que quiera ser el primero debe hacerse el servidor de todos”. (Mc 9, 30-37)
“La palabra de Dios nos viene llevando por lo qué podríamos llamar “La escuela de lo arduo” (…) En el evangelio de Marcos, Jesús guarda esa condición de mesías, Jesús va a decir qué es el hijo de Dios cuando está atado de pies y manos frente a Pilato, antes no. Hoy el libro de la sabiduría nos relata cómo sí fuera diario de esta mañana, el cómo a veces el tiempo se torna oscuro (…) Eso nos hace encontrarnos con aquella pregunta qué atraviesa todos los tiempos: ¿Los buenos son tratados mal por la vida y por los demás? En este pasaje, el malo también es el poderoso. Y entonces la historia nos enseña lo inhumano qué el corazón puede llegar a ser. El libro de la sabiduría empieza: “Dicen los Impíos” consideración importante, los Impíos no son los qué no tienen fe, son los qué no tienen humanidad. Sí tenemos en mente este texto, el pasaje del evangelio de Marcos, nos hace percibir más profundamente el dolor de Jesús, él intenta expresar cómo va a terminar su misión, y los discípulos en lugar de expresar su compasión, ya están viendo quién queda a cargo. En ese momento los discípulos habían caído en la trampa de la impiedad. Justamente no nos tiene qué sorprender porque es una actitud en nuestra vida, y así a veces crecemos con una tendencia demoníaca, y todas nuestras interacciones se basan en ese objetivo, para emerger debemos destruir, desde ahí, ante ese comportamiento de los discípulos, Jesús no pide compasión para sí mismo, aprovecha y les da cuenta del verdadero sentido de la vida, tomando a un pequeño y abrazándolo. El objetivo de la vida no es conquistar un espacio, sino dejarse abrazar por Dios, reconociendo nuestra pequeñez“. Padre Martín Bernal
El Servicio
“El que quiera servirme será honrado por mi Padre”. (Jn. 12, 24-26)
“Hoy la palabra es servir, el gesto es lavar los pies de los hermanos. El prolongar en la historia el lavatorio de los pies así como vamos a prolongar el partir y compartir el pan. Hago mías las palabras del Papa Francisco, la Iglesia tiene un corazón quemado por el amor. Porque el servicio no es servidumbre ni servilidad, el servicio es amor. Servir es amar”. Monseñor Jorge Vázquez
La riqueza
“Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos”. (Mt. 19, 23-30)
“La mirada de Jesús tiene que ver con la realidad en la que el hombre apoya su vida y la riqueza, a veces, puede ser la capacidad de actuar, el talento, la capacidad económica, la juventud, la fuerza, el empeño que uno pone para hacer las cosas, eso que considera su propia virtud. Cada una de estas cosas puede ser una riqueza, en tanto y en cuanto, nosotros nos tomemos de ellas para hacerla vida. ¿Por qué? Porque el planteamiento de Jesús es diferente: aquel que se confía en la providencia de Dios termina siendo un hombre libre”. Padre Néstor Novello
La sensibilidad
“Mujer, ¡qué grande es tu fe!”. (Mt. 15, 21-28)
“Un valor que en este tiempo se destaca, en el que pensamos más que en otros tiempos, es la sensibilidad. La sensibilidad es una capacidad que tenemos de que las cosas nos afecten y eso puede llevar a cosas buenas o a cosas malas. La gran pregunta es ¿por qué cosas sí ser sensibles? y desde aquí podemos entender el Evangelio de hoy Jesús reconoce en esta mujer una actitud que lo enriquece a él mismo. Un pensamiento que no tenía y que es parte del plan de Dios. ¿Cuántas veces podemos ser adultos, maduros; reconociendo que no sabemos todo?”. Padre Juan Herrera
A dos meses de su partida a la Casa del Padre, recordamos las claves y frutos del pontificado de Francisco, el Papa de la misericordia y los gestos concretos.
Su pontificado, iniciado en marzo de 2013, marcó un antes y un después en la vida de la Iglesia. Estas son algunas de las medidas, acciones y transformaciones más significativas que deja como herencia viva:
Una Iglesia “en salida” Desde el inicio, el Papa Francisco impulsó una Iglesia que “salga al encuentro”, que vaya a las periferias geográficas y existenciales. Esta visión renovó el dinamismo pastoral en parroquias, diócesis y congregaciones religiosas.
Reforma de la Curia y transparencia Promovió una reestructuración profunda de la Curia Romana para hacerla más eficiente, sinodal y transparente. Impulsó medidas contra la corrupción y reforzó la transparencia económica del Vaticano.
La sinodalidad como camino Convocó el Sínodo sobre la Sinodalidad, invitando a toda la Iglesia a escuchar, dialogar y discernir en comunión. Abrió procesos consultivos que involucraron a laicos, religiosos y personas de diversas culturas.
Misericordia como centro Proclamó el Año Jubilar de la Misericordia (2015-2016), llevando al centro del mensaje cristiano la ternura de Dios. Promovió la cercanía sacramental, especialmente a través del perdón.
Defensor de la Casa Común Su encíclica Laudato si es uno de los documentos más influyentes del siglo XXI sobre el cuidado del medio ambiente, la justicia climática y el respeto a la creación.
Puentes interreligiosos Fortaleció el diálogo interreligioso, especialmente con el mundo musulmán y judío, impulsando encuentros históricos como el de Abu Dabi, donde firmó el Documento sobre la Fraternidad Humana.
Cercanía a los pobres Denunció con firmeza la cultura del descarte, el egoísmo económico y la indiferencia global. Promovió el Día Mundial de los Pobres, recordando que “los pobres son el corazón del Evangelio”.
Una espiritualidad sencilla y profunda Desde su lema “Lo miró con misericordia y lo eligió” hasta sus homilías diarias en Santa Marta, nos enseñó a vivir el Evangelio en lo cotidiano, a través de pequeños gestos de amor y coherencia.
Impulsó el papel de la mujer en la Iglesia Si bien con pasos prudentes, Francisco nombró a mujeres en puestos importantes del Vaticano y abrió espacios de reflexión sobre su papel activo en la vida eclesial.
Un Papa cercano y mariano Su devoción a la Virgen, su amor por san José y sus continuos llamados a rezar por él mostraron su humanidad, humildad y confianza en el pueblo fiel.
Francisco nos deja el legado de una Iglesia más evangélica, más pobre y más fraterna. Seguiremos orando por él y acogiéndonos a su intercesión desde el cielo, con la certeza de que su siembra seguirá dando frutos de vida, esperanza y renovación.
El pasado 8 de mayo, a las 18:07 horas, la fumata blanca de la chimenea de la Capilla Sixtina anunciaba al mundo la elección del 267° Papa en la historia. Una hora después, en su primer discurso, el Pontífice hacía un llamado a la “paz del Cristo Resucitado”. A treinta días de distancia, el tema de la reconciliación aparece entre las prioridades del magisterio de Robert Francis Prevost para una Iglesia que sea “faro” en las noches del mundo.
“La paz del Cristo Resucitado, desarmada y desarmante, humilde y perseverante”
“¡Nunca más la guerra!”
En los treinta días siguientes, esa misma invocación fue reiterada una y otra vez, porque en casi todos los discursos públicos el Papa Prevost no dejó de repetirla. Con firmeza, el domingo 11 de mayo se dirigió a los poderosos del mundo para subrayar, en su primer Regina Caeli, “¡Nunca más la guerra!”.
Y con igual firmeza pidió que, en los territorios heridos por conflictos y violencias, principalmente Ucrania y la Franja de Gaza, la paz sea “justa y duradera”.
Desarmar las palabras para desarmar la Tierra
La reconciliación invocada “con el corazón en la mano” por León XIV es aquella que tiene “dignidad” y que se basa en el encuentro, el diálogo y la negociación; aquella que deja atrás las disputas, erradicando toda voluntad de conquista; aquella que construye puentes dando la palabra a todos, incluso a los pobres, jóvenes y marginados. Es la paz que se alcanza con un alto el fuego no solo de las armas, sino también de las palabras: “Desarmemos las palabras para desarmar la Tierra – dijo el Pontífice – exhortando a decir no a la “guerra de las palabras y las imágenes”, para crear “espacios de diálogo y confrontación” mediante una comunicación “no muscular, sino capaz de escuchar”.
La unidad de los cristianos, promesa de paz verdadera y duradera
Este objetivo – recuerda el Papa – no solo concierne a los católicos, sino que representa un compromiso común tanto interreligioso como ecuménico, una responsabilidad libre de condicionamientos políticos e ideológicos. En un mundo azotado por la guerra, la unidad de los cristianos tiene un papel vital porque permite avanzar en la promesa de una paz verdadera y duradera, sanar las heridas del pasado y “construir un nuevo futuro a través del valor de amar”.
La no violencia como método y estilo
Lo que León XIV hace, en esencia, es exhortar a la “no violencia como método y como estilo” que caracterice cada decisión, cada relación y cada acción. Sólo así – explica – se construye un “nosotros” capaz de traducirse a nivel institucional y solo así se puede estar “presente en la historia como levadura de unidad, comunión y fraternidad”.
“En el único Cristo somos uno”
Junto al fuerte tema de la paz, desde el primer mes del pontificado de Robert Francis Prevost, primer Papa agustiniano en la historia, surge también una imagen clara de la Iglesia que propone: la Iglesia de la unidad, ante todo, como se deduce del lema pontificio “In Illo unum – En el único Cristo somos uno”: Una cita de la Exposición sobre el Salmo 127 de San Agustín, para explicar que “aunque nosotros los cristianos somos muchos, en el único Cristo somos uno”.
La Iglesia debe ser levadura de concordia y faro del mundo
Una Iglesia fundada en el amor de Dios, “signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado”, es la que anhela León XIV; una Iglesia “misionera, que abra los brazos al mundo, que anuncie la Palabra, que se deje inquietar por la historia y que se convierta en levadura de concordia para la humanidad”.
Además, una Iglesia que sea “cada vez más ciudad puesta sobre el monte, arca de salvación que navega a través de las olas de la historia, faro que ilumina las noches del mundo”, iluminada a su vez por la belleza de sus tres dimensiones: el compromiso de conversión, el entusiasmo de la misión y el calor de la misericordia.
Superar los límites para compartir la belleza del Evangelio
Una Iglesia conscientemente unida y que se perciba como “miembro del Cuerpo de Cristo” – subraya el obispo de Roma – es aquella que se abre naturalmente a la universalidad de su misión evangelizadora, superando los límites de parroquias, diócesis y naciones para “compartir con cada lugar y pueblo la sublimidad del conocimiento de Jesucristo”. Porque amor y unidad son las dos dimensiones de la misión confiada a Pedro por Jesús.
La familia es signo de paz y de futuro
La unidad de la Iglesia-familia de Dios también es la unidad de las familias-Iglesia doméstica: León XIV lo reafirma, haciendo referencia a esa “unión universal” que es “signo de paz” y de “futuro para los pueblos”. Porque el mundo actual necesita de la alianza conyugal para “conocer y acoger el amor de Dios y superar, con su fuerza que unifica y reconcilia, las fuerzas que desintegran las relaciones y las sociedades”.
La gracia sacramental del matrimonio debe ser testimoniada, exhorta el Papa, porque la vida cristiana es “la maravillosa experiencia del encuentro con Jesús”, no “un conjunto de preceptos a respetar” ni “una religión moralista, pesada, poco atractiva y, en ciertos aspectos, irrealizable en la concreción cotidiana”.
La compasión, cuestión de humanidad
Por último, pero no menos importante, está el tema de la compasión: desde el 8 de mayo hasta hoy, León XIV ha destacado que “antes que una cuestión religiosa, la compasión es una cuestión de humanidad” y ha recordado que “antes de ser creyentes, estamos llamados a ser humanos”. Por ello, “la compasión se expresa a través de gestos concretos”, acercándose al prójimo. Si se quiere ayudar a alguien, dijo el Papa, “no se puede pensar en mantenerse a distancia; hay que involucrarse, ensuciarse, quizás contaminarse… porque el otro no es un paquete para entregar, sino alguien por quien cuidarse”. La compasión se aprende del corazón de Jesús, explicó León XIV, y también con ella se construye la paz.
El pasado Sábado 21 de Junio el decanato de Ituzaingó abrió sus puertas a toda la diócesis de Morón para celebrar juntos la festividad de Corpus Christi.
Bajo el lema “Pan de vida, alimentá nuestra esperanza”, alrededor de mil fieles se reunieron para contemplar el misterio de Jesús Eucaristía. La celebración, realizada en el Polideportivo Gorki Grana, fue presidida por el actual administrador apostólico Mons. Jorge Vázquez, junto con la compañía de sacerdotes, diáconos y seminaristas representantes de los distintos decanatos. En la misma, se hizo entrega del Documento Final del primer Sínodo Diocesano.
Como Comunidad Parroquial de la Catedral de Morón, participaron casi cincuenta personas de distintas agrupaciones, en compañía del P. Martín Bernal y del P. Juan Herrera. En estos eventos tan convocantes y significativos, hace huella en el corazón la verdad del sínodo: caminar juntos más allá de las diferencias, de las edades y de los carismas.
En la procesión eucarística hacia la parroquia San Judas Tadeo, se vivió una auténtica fiesta de la fe. Banderas, estandartes, palmas, canciones y compartir llenaron las calles de Ituzaingó. Los más chicos, recordando sus encuentros de catequesis infantil, cantaban con entusiasmo “¡Jesucristo está pasando por aquí!” al lado del Santísimo Sacramento. ¡Cómo llena de esperanza escuchar a los que anuncian la buena noticia!
Toda la comunidad parroquial guardará en el corazón este último compartir con Mons. Jorge Vázquez, que se despedía recordándonos:
Llevemos al Dios de la esperanza a donde vayamos, amando y sirviendo. Ahí, se define nuestra vida. Hagámoslo con gozo, con pasión como nos marca el Papa Francisco en Evangelii Gaudium.
Particularmente, agradezco la misión que Dios me encomendó en esta Diócesis y con gozo les deseo seguir caminando juntos en esperanza y llevando la Buena Nueva a cada hermano.
Que el Señor nos llene el corazón de alegría.
Que Nuestra Señora del Buen Viaje guíe y bendiga el caminar de cada uno.
Mons. Jorge Vázquez, Administrador Apostólico de la Diócesis de Morón.
Desde la Pastoral Juvenil de la Catedral de Morón se transmite un agradecimiento profundo por la oportunidad de sentirse Iglesia en Cristo, y recordar que tenemos a un Jesús que reúne, sienta y alimenta con su pan de amor y esperanza. Con la mirada puesta en la alegría del Evangelio, el camino del Sínodo se seguirá construyendo en esta nueva etapa diocesana que comienza.
En el día de ayer, miércoles 28 de mayo, Santidad, el papa León XIV aceptó la renuncia de monseñor Jorge Vázquez al gobierno pastoral de la diócesis deMorón y nombró obispo de la misma circunscripción eclesiástica a monseñor Alejandro Pablo Benna, de 65 años, hasta ahora, obispo de Alto Valle del Río Negro.
Hasta la toma de posesión canónica del nuevo obispo monseñor Vázquez, será administrador apostólico de la diócesis.
Monseñor Alejandro Pablo Benna
Nació en Buenos Aires, el 12 de noviembre de 1959; ordenado sacerdote el 14 de noviembre de 1987 por el entonces Card. Juan Carlos Aramburu, arzobispo de Buenos Aires y recibió la ordenación episcopal en la catedral de Buenos Aires, el 23 de diciembre de 2017 por el Card. Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires.
Como sacerdote, ha desempeñado los siguientes cargos en la arquidiócesis de Buenos Aires: Vicario parroquial de las parroquias Ntra. Sra. de Balvanera, San Ramón Nonato, Ntra. Sra. de la Anunciación y Santa Ana y San Joaquín, director ejecutivo de la Vicaría Episcopal para la Juventud, consejero el Instituto de Pastoral Juvenil Cardenal Eduardo Pironio, miembro de la asociación eclesiástica San Pedro y párroco de Santa Ana y San Joaquín, en Villa del Parque. Desde 2014 hasta 2017, se desempeñó en la diócesis de Lomas de Zamora como párroco de San Francisco de Asís en Llavallol.
En marzo de 2021, el papa Francisco lo nombró administrador apostólico de Alto Valle del Río Negro; y el 9 de julio de 2021, Francisco lo nombró obispo de esa sede episcopal. Tomó posesión como cuarto obispo de Alto Valle del Río Negro el 9 de septiembre de 2021.
En la Conferencia Episcopal Argentina es miembro del Consejo de Asuntos Económicos.
Mons. Alejandro Pablo Benna será el quinto obispo de Morón.
Su lema Episcopal es: Para mí la Vida es Cristo, Flp 1,21.
Más de 300 personas disfrutaron de una cálida cena comunitaria
Este miércoles 20 de noviembre, en el marco de la jornada de la pobreza instaurada por el Papa Francisco, más de 300 personas en situación de calle participaron de la peña de la Virgen del Buen Viaje, un evento organizado por el equipo de La Posta de la Virgen.
Los voluntarios prepararon una cena especial que incluyó empanadas y chorizos, alimentos que fueron elaborados con esmero y dedicación por quienes conforman el grupo. La jornada no solo estuvo marcada por la generosidad en la comida, sino también por la calidez de la música. Gracias al aporte de músicos amigos de la comunidad, el ambiente se llenó de canciones, y algunos de los asistentes incluso se animaron a bailar, contribuyendo a una atmósfera de alegría y fraternidad.
Este evento es parte de una labor solidaria que lleva 16 años realizando La Posta de la Virgen, un espacio que no se define como comedor, sino como «la cocina de la comunidad», junto a ellos los equipos de Cáritas parroquiales de las comunidades de el decanato de Morón Centro (María Reina, San Pedro, Señor de los Milagros, San Miguel Arcángel, Sofía Barat. Nuestra Señora del Rosario de Pompeya, Nuestra Señora de Fátima, María Madre de la Iglesia y la Parroquia Catedral)
Así lo explican sus organizadores: «En La Posta de la Virgen, cada uno de nosotros pone un poquito de hogar para compartir». Este es un lugar donde todos, desde familias hasta personas sin techo, encuentran un espacio de acogida, apoyo y, por sobre todo, compañía.
El trabajo en equipo de los voluntarios es fundamental para que estas cenas y semanales sean una realidad. Desde hace más de una década, todos los martes y miércoles, la comunidad se une para brindar una mano amiga a quienes más lo necesitan, sin importar su condición. Cortando, picando, y poniendo el corazón en cada tarea, los voluntarios se aseguran de que nadie quede fuera.
La peña de este miércoles 20 no solo fue un acto de generosidad, sino también una muestra de la importancia de la colaboración en la lucha contra la pobreza. Además de la cena, el evento convocó a nuevos padrinos, aquellos que pueden comprometerse a realizar un aporte mensual para continuar con la labor solidaria. Como bien mencionan desde La Posta, «Ya sos parte», un recordatorio de que todos tienen algo que ofrecer y que juntos se pueden lograr grandes cosas.
Gracias a la incansable dedicación de los voluntarios y el apoyo de la comunidad, La Posta de la Virgen continúa siendo un faro de esperanza para aquellos que más lo necesitan, un lugar donde la pobreza no se enfrenta solo con comida, sino con un profundo sentido de humanidad y pertenencia.